Este es un breve resumen de los últimos sucesos acaecidos en Rotterdam (Holanda):
Un hombre, a plena luz del día, asesta 70 puñaladas a su pareja, ante la total pasividad de los transeúntes. Es más, uno de ellos se ha dedicado a grabar la agresión mientras que esta sucedía. Las imágenes han sido difundidas por todos los medios de comunicación en España (sinceramente, ponen los pelos de punta).
Los transeúntes, después de unas cuantas puñaladas, se deciden por fin a intervenir. En un principio, con tímidos empujones (estoy segura que yo puedo empujar mucho más fuerte, de lo que algunos hombres, que “pretendían” ayudar, lo estaban haciendo), más tarde, un hombre (uno solo) logra reducir al agresor e inmovilizarlo.
Desgraciadamente, la víctima ya llevaba 70 puñaladas en su cuerpo, aunque Gracias a Dios, se recupera favorablemente de sus heridas.
No solo me llama la atención, la pasividad de las personas que allí se encontraban, sino también la sangre fría, para poder estar grabando unas escenas tan violentas, sin intentar echar una mano.
¿En qué clase de animales nos estamos convirtiendo? ¿Esto es lo que queremos para nuestros hijos?
Ya no se trata de una lucha entre hombres y mujeres, estamos hablando de seres humanos, ante cuyo dolor, no sentimos nada… La pasividad, no hace que esta sociedad sea mejor, nos convierte en animales, en el más amplio sentido de la palabra. Siempre he defendido, que quien desea algo, tiene que luchar por ello (aunque en el intento, pierda muchas cosas… puede que no tan importantes, como el objeto de su lucha). Si nos mantenemos impasibles ante el dolor de otros, no podemos pretender que el día de mañana, nuestros hijos, no solo vivan escenas similares, sino que posiblemente ellos mismos puedan ser víctimas de ese dolor al que hoy no prestamos atención.
Personalmente, lo tengo muy claro. Intentaré inculcar a mis hijos (cuando los tenga, si es que los tengo), que tener un objetivo claro y luchar por él, puede mover montañas. Que aunque una sola persona luche por lo que cree, esa lucha merecerá la pena… aunque no se alcance el objetivo… siempre podremos decir que lo hemos intentado con todas nuestras fuerzas.
Un hombre, a plena luz del día, asesta 70 puñaladas a su pareja, ante la total pasividad de los transeúntes. Es más, uno de ellos se ha dedicado a grabar la agresión mientras que esta sucedía. Las imágenes han sido difundidas por todos los medios de comunicación en España (sinceramente, ponen los pelos de punta).
Los transeúntes, después de unas cuantas puñaladas, se deciden por fin a intervenir. En un principio, con tímidos empujones (estoy segura que yo puedo empujar mucho más fuerte, de lo que algunos hombres, que “pretendían” ayudar, lo estaban haciendo), más tarde, un hombre (uno solo) logra reducir al agresor e inmovilizarlo.
Desgraciadamente, la víctima ya llevaba 70 puñaladas en su cuerpo, aunque Gracias a Dios, se recupera favorablemente de sus heridas.
No solo me llama la atención, la pasividad de las personas que allí se encontraban, sino también la sangre fría, para poder estar grabando unas escenas tan violentas, sin intentar echar una mano.
¿En qué clase de animales nos estamos convirtiendo? ¿Esto es lo que queremos para nuestros hijos?
Ya no se trata de una lucha entre hombres y mujeres, estamos hablando de seres humanos, ante cuyo dolor, no sentimos nada… La pasividad, no hace que esta sociedad sea mejor, nos convierte en animales, en el más amplio sentido de la palabra. Siempre he defendido, que quien desea algo, tiene que luchar por ello (aunque en el intento, pierda muchas cosas… puede que no tan importantes, como el objeto de su lucha). Si nos mantenemos impasibles ante el dolor de otros, no podemos pretender que el día de mañana, nuestros hijos, no solo vivan escenas similares, sino que posiblemente ellos mismos puedan ser víctimas de ese dolor al que hoy no prestamos atención.
Personalmente, lo tengo muy claro. Intentaré inculcar a mis hijos (cuando los tenga, si es que los tengo), que tener un objetivo claro y luchar por él, puede mover montañas. Que aunque una sola persona luche por lo que cree, esa lucha merecerá la pena… aunque no se alcance el objetivo… siempre podremos decir que lo hemos intentado con todas nuestras fuerzas.
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