El 23 de Febrero de 1981, ha quedado grabado en mi memoria. No porque yo tuviera por aquel entonces, una conciencia especial de lo que estaba ocurriendo (eso llegó después), pero recuerdo el miedo en los rostros de mucha gente.
Yo acababa de cumplir 8 años, pocos días antes. Era un día de colegio, como otro… Estábamos en los barracones que teníamos por aulas, en lo más alto de un pequeño barrio obrero (La Ciudad 70). No era un día especial, todo transcurría con normalidad, hasta que Don Miguel (aún recuerdo el nombre de aquel profesor, no sé muy bien por qué, después de tantos años) con el rostro casi desfigurado, intentó explicarnos que algo ocurría y que era mejor que nos fuéramos a casa. Para unos críos de 8 años, el no tener clase, suponía un día de fiesta ¡!!bien, podremos salir a jugar y ver la televisión!!! (eso pensamos la mayoría).
Recuerdo, que una vez recogido el abrigo y el cuaderno, miré hacia atrás. Don Miguel, seguía con el rostro serio, como si un gran problema pesara sobre sus espaldas. Estaba sentado sobre una gran mesa (en comparación con el resto de pupitres, era una mesa enorme), con la mano izquierda sobre la frente, y el codo apoyado en la mesa. Se sintió observado, y me miró. Intentó esbozar una sonrisa, y me dijo: “venga, vete a casa”.
No entendía muy bien lo que pasaba, pero mi tía y mi primo, estaban ya en la puerta, esperándome. Mi madre (que aquel día, igual que todos, estaba trabajando), la había encargado que me llevara a su casa, y que cuando ella llegara pasaría a recogerme.
Mi primo y yo, estábamos encantados, un día sin colegio, sin deberes y los dos juntos ¡!wow!!. Con mi primo siempre he tenido una conexión especial (solo nos llevamos 6 meses. El es mayor.. ejem… je) Nos hemos peleado mucho. Bueno, la verdad, es que él siempre me zurraba, y yo siempre salía llorando… hasta que fui más mayor, y nos zurrábamos los dos… entonces, fue cuando llegó el respeto por ambas partes, y no salíamos a ninguna parte, el uno sin el otro. (pero eso nos lo dio el tiempo). Por aquel entonces, parecíamos siameses, no podíamos estar juntos, pero separados tampoco.
No nos dejaron salir a la calle. Los mayores daban vueltas de un lado para otro, y nosotros no entendíamos que era lo que pasaba… Llegó mi madre, y me llevó a casa. Un poco más tarde, llegó mi padre (era raro que estuvieran en casa tan temprano. Aún no era la hora de comer). Mi madre no paraba de dar vueltas por la casa. Y mi padre tenía el semblante serio. Recuerdo que aquella tarde, se pasó horas frente al televisor. Le pregunté ¿pasa algo?. No recuerdo lo que me contestó, pero imagino que explicar lo que estaba ocurriendo a una niña de 8 años, no era una misión fácil.
Poco después, y cómo los españoles, sacamos chascarrillo de todo… aquel “Todo el mundo al suelo” se convirtió en la “mofa” de millones de españoles. Aquello que llenó de preocupación a nuestros padres un 23 de febrero (23F), cuando el Teniente Coronel Tejero pistola en mano irrumpió en el hemiciclo de los diputados, gritando aquella famosa frase…, se convirtió años después en una anécdota (afortunadamente). Años después, soy consciente de los rostros de preocupación de nuestros mayores, pero gracias a Dios, todo quedó en un susto……
Yo acababa de cumplir 8 años, pocos días antes. Era un día de colegio, como otro… Estábamos en los barracones que teníamos por aulas, en lo más alto de un pequeño barrio obrero (La Ciudad 70). No era un día especial, todo transcurría con normalidad, hasta que Don Miguel (aún recuerdo el nombre de aquel profesor, no sé muy bien por qué, después de tantos años) con el rostro casi desfigurado, intentó explicarnos que algo ocurría y que era mejor que nos fuéramos a casa. Para unos críos de 8 años, el no tener clase, suponía un día de fiesta ¡!!bien, podremos salir a jugar y ver la televisión!!! (eso pensamos la mayoría).
Recuerdo, que una vez recogido el abrigo y el cuaderno, miré hacia atrás. Don Miguel, seguía con el rostro serio, como si un gran problema pesara sobre sus espaldas. Estaba sentado sobre una gran mesa (en comparación con el resto de pupitres, era una mesa enorme), con la mano izquierda sobre la frente, y el codo apoyado en la mesa. Se sintió observado, y me miró. Intentó esbozar una sonrisa, y me dijo: “venga, vete a casa”.
No entendía muy bien lo que pasaba, pero mi tía y mi primo, estaban ya en la puerta, esperándome. Mi madre (que aquel día, igual que todos, estaba trabajando), la había encargado que me llevara a su casa, y que cuando ella llegara pasaría a recogerme.
Mi primo y yo, estábamos encantados, un día sin colegio, sin deberes y los dos juntos ¡!wow!!. Con mi primo siempre he tenido una conexión especial (solo nos llevamos 6 meses. El es mayor.. ejem… je) Nos hemos peleado mucho. Bueno, la verdad, es que él siempre me zurraba, y yo siempre salía llorando… hasta que fui más mayor, y nos zurrábamos los dos… entonces, fue cuando llegó el respeto por ambas partes, y no salíamos a ninguna parte, el uno sin el otro. (pero eso nos lo dio el tiempo). Por aquel entonces, parecíamos siameses, no podíamos estar juntos, pero separados tampoco.
No nos dejaron salir a la calle. Los mayores daban vueltas de un lado para otro, y nosotros no entendíamos que era lo que pasaba… Llegó mi madre, y me llevó a casa. Un poco más tarde, llegó mi padre (era raro que estuvieran en casa tan temprano. Aún no era la hora de comer). Mi madre no paraba de dar vueltas por la casa. Y mi padre tenía el semblante serio. Recuerdo que aquella tarde, se pasó horas frente al televisor. Le pregunté ¿pasa algo?. No recuerdo lo que me contestó, pero imagino que explicar lo que estaba ocurriendo a una niña de 8 años, no era una misión fácil.
Poco después, y cómo los españoles, sacamos chascarrillo de todo… aquel “Todo el mundo al suelo” se convirtió en la “mofa” de millones de españoles. Aquello que llenó de preocupación a nuestros padres un 23 de febrero (23F), cuando el Teniente Coronel Tejero pistola en mano irrumpió en el hemiciclo de los diputados, gritando aquella famosa frase…, se convirtió años después en una anécdota (afortunadamente). Años después, soy consciente de los rostros de preocupación de nuestros mayores, pero gracias a Dios, todo quedó en un susto……
6 comentarios:
buf, no entiendo una cosa, porque estaban serios los mayores? e sido mala en historia y encima como no e vivido en esos tiempos...pero ahora que tu puedes recordarlo sera bonito, no? aun que fuese malo...
Acababamos de salir de la dictadura de Franco, y Tejero da un Golpe de Estado. Es decir, quería imponer por la fuerza su voluntad, tal y cómo hizo el caudillo en su día. Nuestros mayores, no sabían lo que iba a ocurrir, y todo indicaba que podía haber revueltas, y quien sabe si una segunda Guerra Civil... de ahí sus caras... Isa.
Recuerdo poco... Solo lo que he escrito, pero como niña... la verdad es que no era consciente de lo que estaba ocurriendo...
Un bisou. Dhar.
ke memoria yo recuerdo algo mas pues era mas mayor y tenia una edad muy rebelde y todo lo ke fuera privarnos de libertad ke era como no lo habían explicado los profesores eso nos lleno de rabia y nos aconsejaron ke nos fuéramos a casa creo ke fue unos de los días ke pase viendo la tv con mi padre ke no fuese un partido de futbol lo ke si recuerdo era la cara de mi madre y una frase ke no paraba de decirle a mi padre ¨ves como no tenias ke haberte apuntao¨ eso se lo repetia una y otra vez(se refería a ke se había apuntado al partido comunista ke hacia poco ke lo habían legalizado)por suerte todo kedo en un susto eso si despues me mandaron a hacer ciento de redacciones con lo ocurrido, lo ke si estoy orgulloso fue de la forma de reaccionar de nuestros mayores ke supieron contener sus miedos y rabia y a los impetuosos jovenzuelos ke iban a arreglar el pais a base de tortas
Imagino que en todas partes, se sintió miedo... imagina a la gente que viviera en valencia, y que viera desfilar los tanques por sus ciudades.... para morirse del susto... pufff.
Un bisou. Dhar.
uff, menudo momento. Yo tengo varios recuerdos, que cuando pasaron los años entendí. Como por ejemplo familiares haciendo la maleta para irse al pueblo, por si acaso. Saludos.
El miedo es libre... y a veces salir corriendo, es la opción más fácil, ¿no?
Un bisou. Dhar.
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