Cuando un hombre está interesado en una mujer, ¿lo dice? ¡!no!! seguro que se le cae un trozo, si le dice a una mujer… “me gustas”, “te quiero”, “te amo” (eso en concreto aún no se lo he oído decir a ninguno….¿será que ellos no aman?).
Lo primero que hacen es observarnos. Pueden pasarse horas mirándonos, viendo qué hacemos, cómo reaccionamos ante los demás, sin decirnos ni una sola palabra. Eso sí, si alguien osa decirnos una palabra mal sonante, saltan como si estuviéramos en el siglo XVIII y tuvieran que defender el honor de las damas. Y nosotras, agradecemos el gesto (¿a quién no le gusta que saquen la cara por una?).
Pasada la fase uno (que les ha encantado… ejem….) procuran un diálogo más fluido con aquella persona que tanto les llama la atención. Se interesan por saber qué piensan, cómo y de qué manera…. Intentan averiguar si lo que han visto desde fuera, coincide en mayor o menor medida, con lo que ES la persona. Pero lo hacen de una forma muy tímida, no quieren que nos demos cuenta que les gustamos, que les hacemos tilín… por eso, un día se tirarán hablando con nosotras 20 horas seguidas, y al día siguiente, bromearan con otra u otras… cómo si fueras una más… aunque de una más… no tienes nada… eres “la única”. Le dirán a otra lo guapa que está, y te mirarán de reojo, por si te has molestado… je. Gastarán bromas, pero siempre pendientes de sí tú estás escuchando, o no… por que al final, hablan por y para ti.
El siguiente paso, es reunir el valor suficiente para decirnos que les gustamos. Algunos lo hacen como si de una broma se tratara, tiran de lleno, pero como si fuera una broma…. Así, si nos molestamos… siempre pueden decir que se trata de una broma, y que nosotras nos lo hemos tomado muy a pecho. Si reaccionamos bien… se da por supuesto, que ambos se gustan… y empieza el juego.
El juego consiste principalmente en conocerse. Aunque ya nos han hecho un esquema más o menos general, quieren descubrir más… Nosotras por el contrario, vamos con tiempo de retraso, tenemos que hacer esquemas generales, que ellos ya llevan hechos… Ellos profundizan, quieren saber si se encuentran a gusto, si les resultas tan divertida, o tan interesante, como cuando te han visto en grupo… Y cuando el juego funciona, y tenemos buena jugada en el tablero, es cuando llega lo que algunos llaman amor, otros llaman querer, y los menos, “estar bien con alguien”.
La partida, puede ser larga, o francamente corta. Pero en el juego de conocerse, encontraremos por ambas partes, cosas que nos gusten, cosas que nos gusten menos y cosas que realmente lleguemos a odiar. La cuestión es saber equilibrar la balanza, si queremos que la relación se mantenga. Si consideremos que la balanza pesa más de un lado que de otro, está claro que nunca llegaremos al equilibrio, porque las personas no cambian. Si pensamos “qué poco detallista es este hombre”… lo seguirá siendo por el resto de sus días. No esperes que te felicite por tu cumpleaños, o que se presente con un enorme regalo el día de los enamorados. Puedes tratar de compensar esa carencia, con otras cuestiones… pero si no las compensas… malo.
Algunas partidas acaban en tablas (porque ninguno es capaz de mover una ficha en la que todos salgan ganando) Y otras partidas por el contrario, acaban derrotando a una de las partes.
La derrota, puede ser dulce o amarga. Dulce, si son capaces de derrumbar nuestros muros, y hacernos pensar que son los príncipes que hemos estado esperando durante toda nuestra vida.
Amarga, si lo único que han hecho, ha sido dejar su estandarte clavado en nuestro corazón, y dejan el reino, para tomar el descanso del guerrero. Limitado o ilimitado…
Las tablas, es la peor de las victorias-derrotas, nadie sabe quien ha ganado o quien ha perdido. Existe una dependencia… algo que atrae a uno sobre otro, una y mil veces… pero ninguna de las partes es capaz de encontrar la jugada maestra, que rompa muros y que ensalce personas. Aparece el látigo de la indiferencia, los soldados heridos, las tropas exhaustas… se pierden efectivos, pendones, estandartes…. Pero nunca la bandera… hasta que se presenta la blanca, por puro agotamiento. Cuando las batallas duran años, sin que haya vencedores ni vencidos, solo la humildad, da el valor para mostrar la bandera blanca….y que enemigos, sean amigos, y que los amigos, sean cercanos. La rendición, no es una batalla ganada… es solo ceder a lo evidente. Aunque las evidencias, a veces, no son tan evidentes como nos gustaría… ni tan cristalinas como se afirma, ni tan rotundas, como creemos.
Que cada uno, se aplique lo aquí expuesto a sí mismo, y que me diga, si no hay similitud, en alguna o varias de las experiencias vividas…. No llevamos manual de instrucciones, pero nos repetimos por siempre jamás…. Hasta para hacer daño, somos repetitivos ¿no crees?
Lo primero que hacen es observarnos. Pueden pasarse horas mirándonos, viendo qué hacemos, cómo reaccionamos ante los demás, sin decirnos ni una sola palabra. Eso sí, si alguien osa decirnos una palabra mal sonante, saltan como si estuviéramos en el siglo XVIII y tuvieran que defender el honor de las damas. Y nosotras, agradecemos el gesto (¿a quién no le gusta que saquen la cara por una?).
Pasada la fase uno (que les ha encantado… ejem….) procuran un diálogo más fluido con aquella persona que tanto les llama la atención. Se interesan por saber qué piensan, cómo y de qué manera…. Intentan averiguar si lo que han visto desde fuera, coincide en mayor o menor medida, con lo que ES la persona. Pero lo hacen de una forma muy tímida, no quieren que nos demos cuenta que les gustamos, que les hacemos tilín… por eso, un día se tirarán hablando con nosotras 20 horas seguidas, y al día siguiente, bromearan con otra u otras… cómo si fueras una más… aunque de una más… no tienes nada… eres “la única”. Le dirán a otra lo guapa que está, y te mirarán de reojo, por si te has molestado… je. Gastarán bromas, pero siempre pendientes de sí tú estás escuchando, o no… por que al final, hablan por y para ti.
El siguiente paso, es reunir el valor suficiente para decirnos que les gustamos. Algunos lo hacen como si de una broma se tratara, tiran de lleno, pero como si fuera una broma…. Así, si nos molestamos… siempre pueden decir que se trata de una broma, y que nosotras nos lo hemos tomado muy a pecho. Si reaccionamos bien… se da por supuesto, que ambos se gustan… y empieza el juego.
El juego consiste principalmente en conocerse. Aunque ya nos han hecho un esquema más o menos general, quieren descubrir más… Nosotras por el contrario, vamos con tiempo de retraso, tenemos que hacer esquemas generales, que ellos ya llevan hechos… Ellos profundizan, quieren saber si se encuentran a gusto, si les resultas tan divertida, o tan interesante, como cuando te han visto en grupo… Y cuando el juego funciona, y tenemos buena jugada en el tablero, es cuando llega lo que algunos llaman amor, otros llaman querer, y los menos, “estar bien con alguien”.
La partida, puede ser larga, o francamente corta. Pero en el juego de conocerse, encontraremos por ambas partes, cosas que nos gusten, cosas que nos gusten menos y cosas que realmente lleguemos a odiar. La cuestión es saber equilibrar la balanza, si queremos que la relación se mantenga. Si consideremos que la balanza pesa más de un lado que de otro, está claro que nunca llegaremos al equilibrio, porque las personas no cambian. Si pensamos “qué poco detallista es este hombre”… lo seguirá siendo por el resto de sus días. No esperes que te felicite por tu cumpleaños, o que se presente con un enorme regalo el día de los enamorados. Puedes tratar de compensar esa carencia, con otras cuestiones… pero si no las compensas… malo.
Algunas partidas acaban en tablas (porque ninguno es capaz de mover una ficha en la que todos salgan ganando) Y otras partidas por el contrario, acaban derrotando a una de las partes.
La derrota, puede ser dulce o amarga. Dulce, si son capaces de derrumbar nuestros muros, y hacernos pensar que son los príncipes que hemos estado esperando durante toda nuestra vida.
Amarga, si lo único que han hecho, ha sido dejar su estandarte clavado en nuestro corazón, y dejan el reino, para tomar el descanso del guerrero. Limitado o ilimitado…
Las tablas, es la peor de las victorias-derrotas, nadie sabe quien ha ganado o quien ha perdido. Existe una dependencia… algo que atrae a uno sobre otro, una y mil veces… pero ninguna de las partes es capaz de encontrar la jugada maestra, que rompa muros y que ensalce personas. Aparece el látigo de la indiferencia, los soldados heridos, las tropas exhaustas… se pierden efectivos, pendones, estandartes…. Pero nunca la bandera… hasta que se presenta la blanca, por puro agotamiento. Cuando las batallas duran años, sin que haya vencedores ni vencidos, solo la humildad, da el valor para mostrar la bandera blanca….y que enemigos, sean amigos, y que los amigos, sean cercanos. La rendición, no es una batalla ganada… es solo ceder a lo evidente. Aunque las evidencias, a veces, no son tan evidentes como nos gustaría… ni tan cristalinas como se afirma, ni tan rotundas, como creemos.
Que cada uno, se aplique lo aquí expuesto a sí mismo, y que me diga, si no hay similitud, en alguna o varias de las experiencias vividas…. No llevamos manual de instrucciones, pero nos repetimos por siempre jamás…. Hasta para hacer daño, somos repetitivos ¿no crees?
2 comentarios:
en una cosa estamos de acuerdo nadien cambia, en cuanto a tu guerra pues no esta mal pero yo eso lo veo muy complicado,me parece ke eso ke explicas me suena mas al juego de la seducción lo de hablar dos horas despues no hacer caso etc... cada uno tiene su estrategia,en cuanto al príncipe azul no existe he oído por ahy ke destiñen y las princesa blancas como la nieve se suelen guardar la manzana envenena para darsela cuando menos se lo esperas y daño eso lo llevamos todo dentro por ke somos malos de todas maneras en esta guerra siempre gana la mujer por muy guerrero ke seas
No es una guerra particular, sino general, diamante. Y no estoy de acuerdo en que la mujer siempre gana... de hecho creo que la mayor parte de las veces, somos quienes más perdemos... (pero es mi opinión personal... claro. Y cada uno cuenta la feria según le va en ella...)
Un bisou. Dhar.
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